domingo, 18 de enero de 2009

La universidad privada

Con 18 años y recién salido del liceo me encontré, como tantas otras personas, en la encrucijada de decidir entre la Universidad privada y la Universidad pública. Lamentablemente decidí algo que dos años después debí corregir. Escuché, me informé, busqué y un par de detalles más me hicieron poner la camiseta de la pública. Ya el día que me fui a anotar me citaron a las 8.00 y me atendieron a las 18.00, pero bueno... era el primer día, cuántas ilusiones, cuántos sueños... digamos que se bancaba. Las cosas que viví en esos dos años, no caben en todo un blog sobre eso. Los desprecios mas grandes, los "plantones" más descabellados, las sobradas mas insoportables. Allí conocí la soberbia, el rencor, la maldad. Todo lo que antes conocía bajo esos significados eran simples juegos de niños. Llegué a pensar que el mundo era una porquería, que nada valía la pena, que tanta mala intensión no podía ser contrarrestada con nada. Que el amor era mas fuerte, pero no iba con la facultad. Que todo era incompatible. Y ya ahí, en segundo y con una úlcera me puse fuerte. En el momento mas vulnerable de mi vida fui mas fuerte. Decidí el cambio. Sabía que académicamente no era lo que me vendían. Ni locos. Que "educaban personas en los dos primeros años", como dicen, bueno, no creo en absoluto eso, pero en cualquier caso esos dos años ya los había pasado y si algo tenían para eduarme, lo habían hecho. Así fue como tiré todo y comencé de nuevo. Con el apoyo en casa, de todos, logré cambiar de paradigma (sí! de paradigma). No me importaba empezar todo de nuevo, tirar por la borda todo aquello que había logrado. Solamente olvidar pronto, sacar lo bueno, y seguir. Y así fue como en el 2006 entré a la Universidad privada. ¿Es mas fácil? No. ¿Es más caro? Depende, si sumo los medicamentos de la úlcera que me costó la pública y su maldad, seguro que es mas barata. ¿Pagás y pasás? Ni loco. Le discuto al que sea eso. El que habla eso habla desde el resentimiento, y desde la total ignorancia. Lo vivo a diario como alumno en el que paso días enteros estudiando y lo vivo desde el otro lado del mostrador, en donde nunca jamás se ayudó a alguien porque "pagara", o al menos desde que doy clases. Sin dudas creo que son dos tipos de universidades que apuestan a cosas diferentes. Desde mi experiencia en conocer ambas facultades de ingeniería puedo decir que creo en la formación que brinda la Universidad Católica. Confío en que en un futuro las materias como Ética, Antropología filosófica, Gestión, Epistemología, Argumentación, entre otras que se enseñan (como materias curriculares y obligatorias), marcan o marcarán una diferencia. Que es mejor tenerlas que no tenerlas no tengo duda. Que como ser humano me ayudaron a pensar y meditar tampoco tengo dudas. Que las aplico a diario: seguro que si. La diferencia con otras universidades radica en la inexistencia de estas materias, a costa de mayor carga en matemática, por ejemplo. Y está bien, la manera de pensar la matemática, de enfrentarnos a los problemas es lo que rescatamos. Pero la importancia de lo humano es trascendente. Sobre todo en un mundo en que los ingenieros son quienes construyen las bombas, los instrumentos de matanzas y torturas mas grandes. Hace falta una gran cuota de humanidad en una carrera fría. Ese fue mi pensamiento durante esos dos años de estadía en la universidad del estado. Y casi sin esperanzas encontré ese baño de humanización en la UCU. .

Solamente me gustaría alejar un poco ese pensamiento que tenemos en este país de que todo lo privado es malo y todo lo público es bueno o viceversa. Existen diferentes puntos de vista de la misma cosa, todos tan válidos como se quiera creer. Sin embargo no se trata de absolutismos ni recetas mágicas. Se trata de ser humanos y pensar desde ese lado. Lejos de la ignorancia que absolutiza y de los resentimientos. Hay cosas públicas buenas y malas. Como las hay privadas.

Desde aquí solamente un intento de contar un pedacito de mi vida. Pueden o no coincidir, puede o no gustar, simplemente es lo que viví y eso no me lo quita nadie. Fue mi manera de percibir el mundo en que me tocó (y me sigue tocando) vivir.  Y desde luego, hace ya 3 años, que lo vivo de una manera mucho mas tranquila y feliz.

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